El pintor y escultor catalán Antoni Clavé murió hoy a los 92 años en la localidad francesa de Saint-Tropez (Francia) a causa de una insuficiencia respiratoria. El pintor será enterrado el próximo martes en el cementerio parisino de Montparnasse.
Antoni Clavé (Barcelona, 1913), una de las figuras relevantes del arte contemporáneo, inició su formación pictórica en 1926 asistiendo a cursos de Bellas Artes y a los talleres de Ángel Ferran y José Mongrell.
Hasta el inicio de la Guerra Civil diversificó su actividad artística trabajando en pinturas murales, decoración ornamental, diseño publicitario y otras actividades creativas.
Tras la Guerra Civil, Clavé tuvo que exiliarse a París, donde colaboró con las mejores galerías y realizó escenografías para el Ballet de la Opera de París. Cuando murió Franco, Clavé volvió a exponer en España, sobre todo en la Galería Joan Gaspar de Barcelona. En 1996 pudo verse en la capital catalana su última exposición retrospectiva, 'Antoni Clavé en La Pedrera'.
Antoni Clavé pintó en su residencia de Saint-Tropez hasta el final de sus días, a pesar del dolor que padecía por la reciente muerte de su hijo.
Los cuadros, esculturas y grabados de Clavé se exhiben en los principales museos del mundo y han recibido galardones tales como el premio Hallamark (1949), el premio Matarasso en la IV Bienal de Sao Paulo (1957), el premio Unesco y el premio Museo Kamakura de Tokio.
"ARTISTA INTERNACIONAL".
La consellera de Cultura de la Generalitat, Caterina Mieras, lamentó la muerte de Clavé y lo calificó como "uno de los artistas catalanes contemporáneos más internacionales".
Mieras definió a Clavé como "un solitario del arte, una persona sencilla que vivía para el arte", y añadió que con su muerte "hemos perdido un activo muy importante de la cultura catalana".
La consellera ha informado al presidente de la Generalitat del fallecimiento del artista para empezar a preparar los actos de homenaje que le rendirá el Gobierno catalán. Precisamente, una sala del Palau de la Generalitat lleva el nombre de Clavé y exhibe algunas de las obras del artista, que entregó 150 de sus trabajos al fondo de arte de la Generalitat.
Mieras, que ha hecho llegar una carta donde expresa el pésame a su viuda, Madelaine Clavé, recordó que el pintor fue distinguido en 1984 con la Medalla de Oro de la Generalitat.
El texto de decreto de concesión de la Medalla destacaba que Clavé "ha mantenido siempre un manifiesto arraigo e identificación con su país, su gente, y su lengua, reflejados en su obra y en su actuación internacional".
El crítico de arte Arnau Puig, que conoció a Clavé cuando éste se exilió a Francia, calificó al pintor como "uno de los grandes artistas de la pintura catalana". Puig, en declaraciones a Europa Press, destacó que el exilio supuso para el pintor "una nueva oportunidad", al margen de su tarea de ilustrador. "Al llegar a París vio otras posibilidades de creación", señaló.
En este sentido, remarcó que en un primer momento "asumió una línea picassiana", pero más tarde sus trabajos destacaron por "la abstracción y el simbolismo" para finalmente "crear un mundo simbólico propio" que "respondía a sus inquietudes e ideales".
En su opinión, Clavé prefirió no regresar de Francia porque "en Catalunya no se le hacía demasiado caso", a pesar de que había expuesto sus obras en varias ocasiones en la Galería Joan Gaspar de Barcelona, donde hace dos años se realizó "una magnífica exposición de su obra más reciente". Para el crítico, "como todo exiliado político tenía reticencias a volver porque en Francia había encontrado sus ideales".
Puig comentó que, con la muerte de Clavé, "ahora es el momento de abrir una gran exposición" sobre sus obras y aclaró que próximamente "iniciaremos los contactos con la galería Gaspar para organizarla".
LIBRO DE MEMORIAS.
Por su parte, Edicions La Campana editará en octubre un libro de memorias de Clavé basado en largas conversaciones sobre su vida que mantuvo con el periodista y crítico de arte Lluís Permanyer.
Este libro, cuyo título previsto es 'Antoni Clavé es confessa', tiene un gran valor autobiográfico y documenta la vida y la sociedad de su tiempo. Lluís Permanyer entregó el manuscrito en 1991, bajo la condición de que no se publicara hasta después de la muerte del pintor.
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