20060115

Expertos debatieron qué es verdadero y qué falso en el arte

En arte, copia no es sinónimo de falsificación, pero ¿cuándo una copia pasa a ser una obra falsa o en qué momento una restauración excesiva hace que una obra auténtica se convierta en una falsificación?: la dificultad de distinguir entre verdadero y falso en materia de arte fue el tema de un coloquio que reunió la semana pasada en París a numerosos expertos.

Organizado por la Confederación Europea de Expertos de Arte (CEDEA), el coloquio se acompañó de una exposición particularmente interesante y pedagógica, en la que pueden verse unas junto a otras obras auténticas y falsas: Dos dibujos casi idénticos de Matisse, uno verdadero, otro falso. Dos "mariposas" de Bernard Buffet, una auténtica, otra una falsificación, pero también porcelanas del siglo XVIII o estatuillas africanas.

La exposición ilustra la dificultad de identificar las obras verdaderas de las falsas.

Tanto más cuanto Armelle Baron, presidente de la CEDEA, y Eric Turquin, especialista de pintura antigua, plantean de entrada la cuestión la definición de falsificación.

El problema es definir cuándo la copia se convierte en falsificación. "Y la falsificación puede no ser una copia, sino una expoliación de la obra de un artista a la que el falsificador añade otra firma".

Por lo demás "¿hasta que punto una restauración excesiva no convierte a una obra de arte en una falsificación? ¿Donde empieza la impostura?", señala Baron, recalcando que "la falsificación sólo es posible a raíz de la mirada del otro. Es el valor del objeto en el mercado el que lleva a falsificar".

Eric Turquin insiste asimismo en la necesidad de reflexionar sobre lo que es una falsificación. "Una copia no es una falsificación. Nuestros museos están llenos de copias. No conoceríamos gran parte del arte griego sin las copias romanas. La copia es a veces para nosotros la única fuente de información sobre una obra que ha desaparecido".

El experto aboga porque sólo se utilice la palabra falsificación cuando el objetivo es el engaño o la estafa.

No obstante, Turquin considera que el falsificador "sólo engaña a su generación, a sus contemporáneos", porque "es un artista que está siempre preso de la moda, del espíritu de su época".

El experto recordó al respecto uno de los casos célebres en la historia de la falsificación, el del holandés Hans Van Meegeren, que en los años 1940 engañó a todos los expertos de su época fabricando varios Vermeer, pintor sumamente cotizado en la época.

El falsificador se denunció él mismo cuando, al terminar la Segunda Guerra Mundial, fue acusado de colaboración por haberle vendido cuadros considerados patrimonio nacional a los ocupantes nazis. Para demostrar que las telas vendidas eran copias, pintó "un Vermeer" delante de sus jueces.

En cuanto a las obras de pintura moderna y contemporánea, en la que el peritaje no puede apoyarse en la antigüedad y autenticidad de los materiales o pigmentos, el especialista Michel Market recalcó la necesidad para el experto de "ser modesto ante la obra de arte", y consideró que no hay solamente un método para identificar la falsificación "sino tantos métodos como cuadros a ser analizados".

1 comentario:

JLPA dijo...

Está claro que un objeto estético no es sinónimo de obra de arte. Y viceversa. Pero es interesante tu aportación sobre los "verdadero y lo falso" en el arte.

Te animo a que visites y participes en mi blog sobre pasatiempos vanguardistas. Gracias

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Saludos desde Madrid