El guitarrista de los Rolling Stones Keith Richards tuvo que ser operado para quitarle un coágulo sanguíneo del cerebro, causado por un accidente mientras pasaba sus vacaciones en las islas Fidji, según informaron el lunes medios locales.
El roquero de 62 años se encuentra en Nueva Zelanda recuperándose tras la "cirugía cerebral", informaron medios locales y de Australia.
Una portavoz de la banda dijo la semana pasada que Richards sólo había sufrido una conmoción moderada en un accidente sufrido en Fidji a finales de abril y no necesitaría una intervención quirúrgica.
Según el periódico The New Zealand Herald, Richards fue intervenido para liberar un hematoma intracerebral o coágulo sanguíneo en el cerebro. La operación implica normalmente realizar un orificio en el hueso craneal para drenar el coágulo.
Un hematoma intracerebral puede ser causado por golpes en la cabeza.
"El Herald entiende que su estado era mucho más serio de lo que se informó previamente", indicó el periódico, pero no citó a ninguna fuente médica u hospitalaria.
"La operación fue por un hematoma intracerebral, un coágulo que se forma en las membranas que cubren al cerebro, con frecuencia por una vena desgarrada", escribió el Herald.
La cadena de radio Australian Broadcasting también dijo que Richards había sido intervenido quirúrgicamente y permanecía en Nueva Zelanda en observación.
El hospital Ascot de Auckland informó a Reuters el lunes que Richards había sido dado de alta pero que no daría más detalles.
"Puedo confirmar que ha sido dado de alta (...) pero más allá de eso no puedo hacer comentarios. La política del hospital es bastante clara en relación a que no hablamos el pasado, el presente o el futuro de ningún paciente", dijo su portavoz.
Richards viajó en avión a Auckland (Nueva Zelanda) a finales de abril después el accidente cuando estaba de vacaciones en Fidji tras el fin de la parte de la gira mundial que llevó a los Rolling Stones por Japón, China, Australia y Nueva Zelanda.
Junto con el cantante Mick Jagger, Richards es la columna vertebral de los Rolling Stones desde la década de 1960. Su historial de arrestos y drogas en sus años de juventud le han dado la reputación de ser el último superviviente del rock.
Sin embargo, él se burla de su pasado saludando en los conciertos con el lema "Good to be here, good to be anywhere" ("Me alegro de estar aquí, me alegro de estar en cualquier sitio").
También ha sufrido una serie de extraños accidentes.
En 1998, se rompió tres costillas y se perforó un pulmón tras caerse de una escalera cuando intentaba coger un libro de su biblioteca. Y en 1990, uno de sus dedos se infectó después de atravesarlo con la cuerda de una guitarra.
En ambos casos, los Stones se vieron obligados a posponer sus conciertos.
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