uno del negocio editorial (en papel), diciendo que el Kindle da cáncer, que desaparecerá la lectura digital, y que los lectores pobres no tienen educación.. mayo del 2014, si..
 Andrew Wylie: "La lectura digital va a desaparecer y la edición en papel crecerá"
  
 -El año pasado estuvo muy enojado. ¿Cuál es su estado de ánimo hoy?
 
-Extraordinario.
  
 -¿Por la marcha de la industria del libro, de su agencia...?
 
-La industria editorial anda bien, va a sobrevivir. Por un tiempo hubo 
gente que no estaba segura, y me incluyo, pero ahora estoy convencido de
 que va a sobrevivir y que le va a ir bien. Además, cuando la gente se entere de que leer en un Kindle da cáncer, Amazon va a perder participación de mercado. 
  
 -Veo que su bronca por Amazon no se ha suavizado.
  
-De hecho, sí. Ahora les tengo lástima. ¿Quién habría pensado que su aparato causa cáncer? La lectura digital entonces va a desaparecer y la edición en papel va a volver a crecer. 
  
 -Más allá del chiste, es cierto que las ventas de e-books se han amesetado.
  
-Se han amesetado. Además, si lo pensás bien, la lectura de e-books es 
la parte más desechable del mercado. Se usa mucho para los thrillers o 
las novelas románticas. Basura, libros que no querés mantener ni mostrar
 porque te daría vergüenza que te vieran leyendo esas pavadas.
 
  -¿Cree que este amesetamiento va a durar mucho?
  
-Almorcé hace poco con Markus Dohle, el nuevo jefe de Penguin Random 
House, y me dijo que su compañía vende un 70% en papel y un 30% en 
digital. Y que no le sorprendería si dentro de 50 años esos porcentajes 
se mantienen así.
  
 -El libro de tapa dura no corre peligro entonces.
  
-Para mí, no. Yo compro libros de tapa dura porque me gustan. Si no 
puedo, compro un libro de bolsillo. Pero si quiero leer un libro que 
está en tapa dura y en digital, lo compro en papel. A menos que sea una 
bazofia.
  
 -Existe una especie de 
consenso según el cual Amazon, con sus precios bajísimos, perjudica a 
las editoriales y las librerías, pero beneficia a los lectores. ¿Está de
 acuerdo?
  
 -Quizá beneficia a los lectores 
pobres. Pero al final de cuentas, los lectores pobres no tienen 
educación y, probablemente, van a comprar basura. Por eso no me importa.
 
 -Muchos están preocupados por la fusión entre Penguin y Random House. Usted no. ¿Por qué?
  
-Creo que es algo bueno para el mundo de los libros, porque le da el 30%
 de la industria a una sola editorial. Si se peleara con una editorial 
de ese tamaño, Amazon no podría darse el lujo de no contar con sus 
libros.
  
 -¿Todavía recomienda a las editoriales que dejen de ofrecer sus libros en Amazon?
 
 
-Bueno, eso era antes de enterarme de que el Kindle provoca cáncer. Ahora creo que el problema se va a arreglar solo.
 -¿Qué es esto del Kindle y el cáncer?
 
-¿No te enteraste?
   
 -Bueno, tengo un Kindle. Si es verdad, me gustaría saberlo.
  
-De ahora en adelante, más cigarrillos y menos Kindle.
  
 -¿Cuál es su opinión del mundo editorial en castellano?
  
-Tengo desde hace tres años una oficina en Madrid, donde estuve 
trabajando con el grupo Prisa. Dejame decirte que es una buena noticia 
para los autores y para la edición en general que Alfaguara ya no sea 
parte del grupo Prisa. Creo que la inestabilidad de Prisa ha sido dañina
 para la editorial.
  
 -Gestiona los derechos de muchos escritores muertos, como Borges o Bolaño. ¿Qué tienen de especial?
  
-Los derechos de autores fallecidos te dan autoridad. Representamos a 
los herederos de Czes?aw Mi?osz, por ejemplo, y eso nos ha dado una 
cierta entrée en ámbitos y lugares donde quizá no tendríamos entrée.
  
 -El de García Márquez podría ser ahora otro de esos.
  
-La familia García Márquez y Carmen Balcells, su agente de toda la vida, son como carne y uña.
  
 -¿Desde cuándo lo amedrentan esas cosas?
  
-Ya sé, pero acá no hay nada que hacer. La mujer y los hijos de García Márquez van a seguir con Carmen Balcells.
  
 -¿No le parecen demasiados los 75 años tras la muerte del autor para que las obras pasen al dominio público?
  
-No. Es más, creo que los derechos deberían ser de los herederos para siempre.
 Si la familia Shakespeare hubiera usado marcas registradas, como hizo 
Walt Disney, hoy todos estaríamos yendo a Shakespeare World en vez de 
Disney World. Si Lewis Carroll hubiera usado marcas registradas en lugar
 de derechos de autor, hoy estaríamos yendo a Wonderland. ¿Por qué todos
 los idiotas tienen buenos asesores legales y a los genios no los 
asesora nadie? Así la cultura va desbarrancando. Hasta terminar en el 
Kindle.
  
 -Hace 20 años, los 
tradicionalistas lo acusaban de haber transformado a la literatura en un
 gran negocio. Ahora usted parece el último defensor de la alta cultura.
 ¿Cómo ocurrió esto?
  
-Siempre fue así. Cuando era joven, busqué trabajo en editoriales. En 
las entrevistas me preguntaban qué estaba leyendo y mi respuesta era 
Tucídides. Reaccionaban como si hubieran pisado caca de perro. 
"¿Tucídides?", decían. "¿Y no leés a James Clavell [autor de best 
sellers como Tai-Pan y Shogun] o a Robert Ludlum [El caso Bourne]?" Lo 
que me querían decir era que si quería trabajar en editoriales tenía que
 leer a los best sellers. Y yo no quería, porque mi interés principal no
 era ganar plata. Mi padre trabajaba en una editorial y mi tío era 
banquero. Adiviná quién tenía más plata. Me di cuenta bastante rápido de
 que si quería hacer plata, lo mejor era ir a Wall Street. Pero que si 
quería estar en la industria editorial, quería leer cosas interesantes. 
Cuando era chico, mi padre tenía tres tomos con las obras de Voltaire, y
 yo me sentaba cerca de la chimenea para leer a Voltaire. Era genial. 
Quería el equivalente de eso. Si además podía ganarme la vida, mejor. 
Después vi que los mejores escritores tenían todos agentes muy modestos,
 que vivían en departamentos asquerosos, con las ventanas tapadas de 
mugre, plantas moribundas colgando del techo. Una pesadilla. Y al mismo 
tiempo gente como Danielle Steel tenía todos estos abogados y agentes 
que ganaban una torta de plata.   
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