20070303

Cuadro robado de Rockwell aparece en colección de Spielberg

Un cuadro de Norman Rockwell, robado de un suburbio de San Luis hace más de tres décadas, fue hallado en la colección del cineasta Steven Spielberg, anunció el viernes el FBI.

La pintura "Russian Schoolroom" fue robada de una galería en Clayton, Misurí, la noche del 25 de junio de 1973. Spielberg, quien ha ganado el premio Oscar, compró el cuadro en 1989, a un vendedor legítimo, y no sabía que era robado sino hasta la semana pasada, informó el FBI en un
comunicado.

El personal del cineasta alertó a las autoridades federales. Un agente del FBI y un experto en arte inspeccionaron el cuadro en una de las oficinas de Spielberg y corroboraron su autenticidad el viernes por la mañana.

Algunos estimados anteriores del FBI valuaban la pintura en 700.000 dólares, dijeron las autoridades. Un mensaje dejado al encargado de relaciones públicas de Spielberg para solicitar sus comentarios no fue respondido de inmediato.

El óleo sobre tela muestra a un grupo de niños en un aula, con un busto del líder comunista Vladimir Lenin. Spielberg coopera con el FBI y conservará en su poder la obra hasta que "se determine su entrega", informaron las autoridades.

20070107

Benítez Reyes parodia las novelas al estilo del 'Código da Vinci'

El poeta y narrador gaditano Felipe Benítez Reyes (Rota, Cádiz, 1960) ha querido parodiar las novelas de intriga esotérica, al estilo del "Código da Vinci", con "Mercado de espejismos", con la que ganó anoche la última edición del premio Nadal.

En una entrevista concedida a EFE, Benítez Reyes ha señalado que "la parodia de 'Mercado de espejismos' tiene un modelo claro, la novela cervantina".

Según el autor gaditano, premio Nacional de la Crítica y de Literatura, "Cervantes parodia la novela de caballerías, porque la gente las adoptaba como realidad, y en la actualidad está sucediendo lo mismo que en la época de Cervantes, pues los lectores de las novelas de intriga esotérica no las leen como obras de ficción, sino como verdades históricas".

Tras la realidad de mucha gente que lee las novelas de Dan Brown "como si fueran un manual de historia", hay, según el propio autor, "una parodia amable, nada ácida, porque no se ha de ser caústico sin necesidad".

Benítez Reyes resume que la novela ganadora del Nadal está escrita "desde la sorpresa por ese fenómeno, mezclado con un divertido estupor, pero nunca desde la indignación o el reproche".

La novela ganadora narra la historia de dos ladrones de obras de arte ya retirados, Corina y Jacob, que reciben un último encargo imprevisto: llevar a cabo el robo de unas supuestas reliquias de los Reyes Magos que se conservan en la catedral alemana de Colonia.

El punto de partida de la historia es, confiesa Benítez Reyes, la fascinación que desde siempre le ha producido el mito de los Reyes Magos: "En mi infancia, las noches de Reyes eran noches de pánico, terroríficas, porque imaginaba que entrarían en mi casa tres ancianos barbudos, con unas gruesa capas con olor a camello y que dejarían unos paquetes que casi nunca se correspondían con lo que pedía".

De aquel terror infantil, el autor pasó a interesarse por todas las derivaciones de la leyenda, que ahora ha utilizado para construir la parodia.

Cuando comenzó a escribir la novela en unas horas perdidas en un hotel de El Cairo, Benítez Reyes descubrió una "pretendida novela de superventas que trataba sobre el robo de unas reliquias de los Reyes Magos, por lo que, como hizo Cervantes, tuve que incorporar también esa novela a la historia".

Remarca que su interés era "no quedarme en la parodia, aunque fuera un factor importante de la trama".

En relación al título, Benítez Reyes cree que puede haber otra lectura de la novela, pues la vida es también un "mercado de espejismos": "Tenemos que inventarnos nuestra propia vida, convivir y pactar con nuestro propio conocimiento, y si uno no se inventa la vida, acaba no entendiendo la propia vida".

En su opinión, el éxito de esta novela de intriga esotérica puede tener que ver con "la necesidad del ser humano de contar historias aunque sean disparatadas".

Asegura que se lleva bien con los dos géneros que cultiva, la poesía y la narrativa, porque entiende la literatura como su modo de pensar: "Yo pienso a través de lo que escribo".

Sin embargo, aunque "es legítimo que los géneros se contaminen, el autor debe tener claro que son diferentes, pues tienen procedimientos metodológicos totalmente distintos".

Para el autor gaditano, "el humor es quizá uno de los grandes conservantes de la literatura y prueba de ello es que muchas de las obras que hoy tenemos por inmortales están basadas en el humor".

Benítez Reyes reivindica "el humor como una visión de la vida, es decir, el humor que quita importancia a lo ajeno y a lo propio" y por ello en la novela procura reirse de sí mismo, "de los tics estilísticos que todos acabamos adoptando como propios".

Desde su Rota natal, asegura que trabaja cómodamente, alejado de los cenáculos literarios, porque "la literatura como tema de conversación me aburre un poco".

Justifica su presentación al Premio Nadal porque "quería que esta novela saliera un poco más arropada y el premio era una posibilidad de reclamar un poco la atención de los lectores".

El prestigio del premio es indudable, añade, pues ha sido siempre "una referencia literaria en la novela contemporánea y una garantía para los lectores"; y en los últimos años "ha ayudado a difundir la obra de autores como Trapiello, Zarraluqui, Antonio Soler, con una obra prestigiosa, pero con un universo de lectores reducido hasta entonces".